En esta 22 edición de la Euskal Denda han convertido su puesto en una caverna prehistórica, donde las pelotas se dibujaban junto a los bisontes y donde quizá los murciélagos debían esquivar los pelotazos de los jugadores primitivos.
Por ello, el público ha tenido a bien concederles el premio de expositor mejor decorado y ya llevan unos cuantos premios, pero no es para menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario